Por Juan Gasparini *
Mientras la televisión francesa acaba de difundir una
emisión sobre el tema filmada hace pocos meses en Argentina, las autoridades de
la Provincia
de Chubut y de la ciudad de Cholila, donde se asientan las cabañas construidas
hace más de un siglo por los famosos bandoleros estadounidense al instalarse en
la Patagonia,
continúan desaprovechando el préstamo otorgado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) hace 8 años para convertirlas en un atractivo turístico con
sus indispensables comodidades. El proyecto se haya supuestamente estancado por
la ausencia de documentos de propiedad sobre esa parcela de 6 hectáreas todavía sin
nombre, herencia de un conflicto de cinco décadas, que enrieda a poseedores del
predio y sus titulares formales, pero historiadores y periodistas nacionales y
extranjeros continúan aguardando que el proyecto se lleve a cabo.
Las únicas pruebas materiales que perduran de la impronta
sudamericana reflejada por los personajes que Paul Newman (Butch Cassidy) y
Robert Redford (Sundance Kid) protagonizaran en el cine, dan la impresión de
hundirse en la sequía de un ignoto paraje en las inmediaciones de Cholila, a
los pies de la cordillera de los Andes. Allí se puede constatar el estado
lamentable de las viviendas de los celebres pistoleros, antes que
reemprendieran la fuga más de cien años atrás cuando se reanimara el peligro
que los capturaran, para sin embargo caer poco más tarde bajo las balas en
Bolivia.
“En Estados Unidos el telégrafo daba rápida cuenta de los
robos y la policía podía perseguirlos rápidamente ya que se subían con los
caballos en los trenes, dandoles una gran capacidad de desplazamiento, cuando
en la Patagonia
de 1901 todavía no había llegado ni el telégrafo ni la policía, y además los
puertos y centros más cercanos del poder estaban a 700 km de distancia »,
resumió a la televisión francesa el historiador patagónico Marcelo Gavirati
sobre el móvil de estos bandidos yanquis para refugiarse en el sur argentino.
Gavirati es uno de los instigadores de
montar un emplazamiento de acogida para los turistas que busquen familiarizarse
con las viejas cabañas de Butch y Sundance debidamente restauradas, a partir de
los planos que legara el recientemente fallecido arquitecto, Ramiro Porcel de
Peralta, cuyos bosquejos se incorporan en la galería de ilustraciones del
presente reportaje.
En su clásico libro sobre estos temerarios forajidos,
Gavirati aportó las pruebas que los dos pistoleros, entre 1901 y 1905,
residieron en el agreste norte de Chubut, bajo las falsas identidades de Santiago
Ryan y Enrique Place. Los acompañaba Ethel Place, oficialmente la esposa de
Sundance Kid, presunta mujer en concordia del triángulo amoroso, versión
acreditada por el periodista ingles Bruce Chatwin, e insinuada por Katherine
Ross durante la película que dirigiera George Roy Hill en 1969. Bella y de
notable puntería, amazona, revindicaba una formación de maestra escolar,
trasmite Victorina Toly Acheritobehere, familiar del extinto Vicente Calderón,
incorporado al vecindario luego de la partida de los audaces bandidos yanquis.
Nota completa
* Desde Ginebra
Nota relacionada: Cholila: una familia originaria solicita al IAC que resuelva el litigio de la cabaña de “Bucht Cassidy”
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