martes, septiembre 27, 2011

Las Heras: carta de un sacerdote indignado

Por padre Luis Bicego
Enviado por Liliana Murgas


Yo también me quiero sumar a las distintas manifestaciones de indignación que se están dando en muchos lugares del planeta: los “indignados” de Europa por la situación económica desastrosa que están viviendo, los de Brasil por la corrupción política, los jóvenes chilenos pidiendo igualdades de condiciones para estudiar, los argentinos que han redactado el recordado documento “Nunca más” reclamando que no se repita la triste historia de tantas muertes injustas e inútiles, la proclama “Indígnate” (2010) del anciano Stéphane Hessel, un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.

Cuando alguien como Stéphane Hessel llama a la “insurrección pacífica”, a desperezarse, a rebelarse, hay que escucharlo. Porque Hessel, a sus 93 años, sabe de lo que habla: miembro de la Resistencia francesa, superviviente de Buchenwald, militante a favor de la independencia argelina y defensor de la causa palestina, este eterno luchador es, además, el único redactor vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Solamente un ciego (alguien que no quiere ver…) puede afirmar que no hay razones para indignarse. Yo quisiera intentar presentar un elenco desde mi situación, desde el lugar donde vivo desde hace once años: Las Heras, centro norte de la Provincia de Santa Cruz. Lo hago porque estoy convencido que el que no toma posición y no denuncia, se hace cómplice de la realidad injusta y de muerte que está viviendo.

Tiene que surgir en nuestro corazón una indignación ética: “¡Eso no puede ser!”. “¡Eso no da para más!”. Es lo que afirman nuestros obispos en Puebla: “Vemos a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de grandes masas. Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se le debe” (nº 28).

Juan Pablo II en su carta apostólica “Mientras se aproxima el tercer Milenio”, que considero su testamento pastoral, nos recordaba: “A las puertas del nuevo Milenio los cristianos deben ponerse humildemente ante el Señor para interrogarse sobre las responsabilidades que ellos tienen también en relación a los males de nuestro tiempo… ¿Cómo no sentir dolor por la falta de discernimiento, que a veces llega a ser aprobación, de no pocos cristianos frente a la violación de fundamentales derechos humanos por parte de regímenes totalitarios? ¿Y no es acaso de lamentar, entre las sombras del presente, la corresponsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticia y de marginación social?” (nº 36).

Por lo tanto proclamo con todas mis fuerzas:

¡Basta de entregas sin controles de los recursos no renovables de nuestra tierra¡
¡Basta permitir que las compañías mineras y petroleras usen de nuestra agua cuando nuestros pueblos de la zona Norte de la Provincia no tienen agua en cantidad y calidad¡
¡Basta de gobernantes y sindicatos cipallos de las multinacionales¡
¡Basta de contaminación por una explotación petrolera y minera sin controles y una legislación que cuide nuestras riquezas¡
¡Basta de proclamar que nuestra agua es potable, pero ellos toman agua mineral¡
¡Basta de trata de personas con complicidad del aparato judicial, político y policial del estado¡
¡Basta de desaparición, muerte y apremios de personas con tanta facilidad e impunidad¡
¡Basta de listas sábanas y ley de lemas que destruyen la vida democrática desde dentro¡
¡Basta de clientelismo barato¡
¡Basta de ñoquis y punteros políticos que cobran sueldos sin trabajar¡
¡Basta de pensamiento único y de persecución contra quienes piensan distinto¡
¡Basta de entregas de terrenos, casas o puestos de trabajo como dádivas cuando la Constitución Nacional nos garantiza un trabajo y una vida digna como un derecho¡
¡Basta con imponer a dedo los candidatos en cada elección, cuando el elector es soberano¡
¡Basta de reelecciones al infinito en los cargos públicos¡
¡Basta del manejo de la cosa pública como si fueran capataces de estancia¡
¡Basta de obras públicas faraónicas que sirven para robar más y no son prioridad para la gran mayoría del Pueblo¡
¡Basta de criminalización del obrero por reclamos de trabajo , de pago de haberes o mejor salario¡
¡Basta de zonas liberadas para el despacho de drogas y la explotación del sexo¡
¡Basta de jueces y fiscales nombrados a dedo y serviles al gobierno de turno¡
¡Basta de concejales y diputados mano resorte serviciales a los dirigentes del partido¡
¡Basta de sobreprecios en la obra pública¡
¡Basta de políticos que lo único que les importa es mantenerse en el poder y acomodar la familia y los amigos¡
¡Basta de este gobierno que quiere perpetuar un sistema nefasto, fascista y corrupto¡
¡Basta de permitir que nuestro Gobernador Peralta que no cumpla la ley y no acate los fallos de la Corte Suprema de la Nación¡
¡Basta de impunidad para los matones al servicio del poder¡
¡Basta de gobernantes que se han enriquecidos enormemente a costillas del Pueblo¡
¡Basta de deserción escolar y marginación del más pobre¡
¡Basta de negociados para los amigos del poder¡
¡Basta de mentiras y promesas no cumplidas¡
¡Basta del desgaste y corrupción de la palabra¡
¡Basta que Las Heras sea la capital del preso político y del suicidio¡

¡Basta…¡ Hermana/o te invito a que vos sigas con este elenco para que te convenza que las cosas tienen que cambiar y pueden cambiar con tu compromiso y con tu voto castigo… Ponete a pensar qué futuro les estás dejando a tus hijos o nietos o vecinos si este sistema se perpetúa…

Finalmente creo que no podemos seguir levantando los hombros con fingido despecho: “Son responsables de injusticia todos los que no actúan a favor de la justicia con los medios de que disponen, y permanecen pasivos por temor a los sacrificios y a los riesgos personales que implica toda acción audaz y verdaderamente eficaz” (Medellín II, 18).

Animémonos hermana/o a tomar juntos la posta que nos deja Stéphane Hessel:

“Les deseo a todos, a cada uno de ustedes, que tengan su motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor justicia, mayor libertad, pero no hacia esa libertad encontrada del zorro en el gallinero. Esos derechos, cuyo programa recoge la Declaración Universal de 1948, son universales. Si se encuentra con alguien que no se beneficia de ellos, compadézcalo y ayúdenlo a conquistarlos”.

Que el Dios en el cual cree cada uno de los lectores y que es Padre de todos, nos ayude a ponernos las pilas y comprometernos con la situación que estamos viviendo y sufriendo y tengamos la valentía de indignarnos y decir “!Basta¡” para construir una sociedad más justa y donde todos tengan cabida.

Las Heras, 25 de Septiembre de 2011.
P. Luis Bicego

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