martes, octubre 29, 2013

Opinión: “Elecciones 2013... ¿Todos ganaron?”, por Jorge Oriola



Por Jorge Oriola *

Extrañas elecciones las argentinas en octubre de 2013. Todos han manifestado algún grado de éxito, todos se han sentido ganadores y así lo han expresado. Bueno, no todos, ya que algunos candidatos quedaron con sus expectativas y dichos sepultados por una avalancha de votos que fueron para otros. Pero en general, los principales partidos han desconocido derrotas y expusieron con alegrías, algunas más disimuladas, ante la TV y la prensa en general. Esto no es nuevo ni raro, aunque para muchos suene extraño. Detrás de los intereses y lo que se viene, y esa necesidad de no mostrarse derrotados en forma abierta, la realidad puede leerse desde varias perspectivas.

Es indudable que los medios corporativos, antes de la declaración de constitucionalidad de la Ley de Medios, tema excluyente que merece otro análisis, levantaron al intendente de Tigre más que a otros, antes y después de las urnas, y más allá de méritos propios y alianzas, ganando votos propios y extraños, Massa fue el gran ganador de la provincia de Buenos Aires. Tanto que ya comenzó a configurar una precandidatura a presidente en 2015, pensando hasta hoy en la gran ayuda de la corporación Clarín. Le quitó votos a De Narváez, a kirchneristas decepcionados y gente de centro; recibió apoyos de duhaldistas clásicos y aparatos sindicales del peronismo de derecha, vecinos de su zona, gente de clases medias acomodadas. Otro tanto ocurrió con Macri, ganador absoluto de un distrito cuyo historial de vencer al peronismo es de larga data. Y apenas abrieron las urnas lanzaba en forma osada y directa su candidatura presidencial a 2015. Sin embargo, ni unos ni otros aumentaron notoriamente sus representantes en el Congreso, ya el martes disputaban bancas post alianza precaria, no tienen (aún) asentamientos firmes en otras provincias, salvo excepciones, y lo más interesante, si hoy sumamos sus votos en el país el total apenas roza el 20% del electorado nacional.

En el caso de los radicales y aliados socialistas, el triunfo de Cobos y Binner por un 45% de votos y los segundos puestos de la alianza en la CABA disimularon la pobre elección en provincia de Buenos Aires y opacaron algunos semi-éxitos en otros distritos. No obstante los radicales, con aliados, configuran una segunda fuerza nacional, hoy con esos dos nuevos diputados capaces de encaramarse a candidaturas presidencias. Sin embargo, representan poco más del 20 % del electorado nacional, al menos hoy.

La izquierda antiK tuvo buenos resultados en algunas provincias, y es merecedor de mejores análisis político-sociales ya que el troskismo obtuvo importantes votaciones en provincias generalmente conservadoras como Mendoza y Salta; algo similar, visto en proceso histórico de larga duración, en provincia de Buenos Aires aunque en la CABA no ingresaba el histórico dirigente y reiterado candidato Jorge Altamira. Sin embargo, de 254 diputaciones en la cámara, sólo 3 serían del sector de izquierda troskista. Mucho triunfalismo merecido, acorde con el trabajo realizado, pero ínfima cantidad de bancas que serán, seguramente, un foco de resonancia de protestas y reclamos coherentes con la tradición partidaria.

El oficialismo perdió en provincia de Buenos Aires, por muchos puntos y quedó segundo; perdió en Córdoba y en la CABA quedando tercero en amos distritos, incluyendo la pérdida de una banca en el senado; perdió y salió tercero (detrás del humorista pro ex Midachi) en Santa Fé; perdió dos diputaciones en Chubut y no pudo ganar en otros distritos como Mendoza y Neuquén. Sin embargo, como eran elecciones legislativas, los triunfos en otras provincias le han permitido sumar diputados y senadores, aumentó apenas lo que ya tenía y queda con el control que le da ser primera minoría y además con quorum propio. Y como si esto fuera poco, mejorando sus resultados en la PASO, llegó al 32% del lectorado nacional. Y sin la presidenta haciendo campaña. Como para no festejar mientras medios y periodistas estrella insisten en la dura derrota oficial.

Es decir, en cada resultado se pueden leer derrotas y triunfos, según las perspectivas. No obstante ser escenarios muy distintos las elecciones legislativas y las presidenciales, que falta mucho para 2015 y la Historia siempre depara sorpresas, que los procesos sociales y económicos son complejos y que el gobierno ha demostrado rehacerse de derrotas parciales, la realidad numérica hoy marca que el electorado nacional, en general, mirado muy globalmente, se volcó hacia tres grandes bloques políticos. Si en un trabajo de ciencia ficción equiparásemos esos resultados a una aproximación tentativa de 2015, los guarismos serían un 32% para el FpV y sus aliados, un 22% para radicales y socialistas y aliados, un 20% para una centro-derecha casi neoliberal y casi peronista.  El tiempo pasará y los procesos seguirán y no es correcto hacer futurología, sólo escenarios hipotéticos.
  
* Historiador – Esquel


0 Comentá esta nota:

Publicar un comentario