martes, octubre 22, 2013

Opinión: “Acerca de las elecciones legislativas del 27 de octubre”, por Jorge Oriola



Por Jorge Oriola *

Venciendo ciertos desganos personales decido hacer esta nota que creo pertinente ya que antes de las PASO expresé opiniones y arriesgué diagnósticos pre-electorales. Lo más importante es esta saludable costumbre de votar que considero vital para seguir avanzando en esta democracia que ha dejado de ser frágil y cumple 30 años, el período democrático más largo y más democrático, valga la redundancia, de toda nuestra historia argentina. Y eso es bueno.

Sin embargo, y pese a muchos avances igualitarios, el alejamiento de los peligros del golpismo cívico-militar, muchos indicadores que denotan crecimiento social y económico general, también es mucho lo que falta conseguir; y eso se obtiene con más participación social y ciudadana en todos los órdenes y ámbitos, no sólo con votar cada dos años formalmente.

Y uno debe preguntarse si estas elecciones (como tantas otras) servirán realmente para encaminarnos a esos logros que nos debemos o se nos deben: ampliar la seguridad de la vida diaria frente a las violencias y los riesgos viales y de transportes, que la educación y la tecnología lleguen absolutamente a todos y con mayor eficiencia, más trabajo, legal y con buenos sueldos, un uso soberano de nuestros recursos, preservar el ambiente, ampliar los derechos a todos los sectores, profundizar la justicia,  etc... Es decir, lo que en general queremos las mayorías y que en general expresan todos o casi todos los candidatos y partidos..., cuando expresan algo así en múltiples spots publicitarios donde suelen aparecer más frases hechas, sonrisas que se asemejan más a publicidades de pastas dentales que a promociones políticas y lugares comunes del lenguaje que verdaderas propuestas.

El tema entonces es cómo llegar o acercarse a esas metas generales, con qué propuestas concretas, metodologías, antecedentes, personas...

En estas elecciones legislativas de octubre de 2013 no habrá demasiadas novedades respecto de las PASO. Son legislativas, por jurisdicciones provinciales, se eligen diputados y senadores de cada una y en forma parcial; no son determinantes de la política nacional porque el gobierno tiene dos años más de ejercicio y compromiso, por más que desde los medios corporativos los periodistas estrella insistan en lo contrario, y por más que la violencia comience a inundar algunos aspectos de la campaña electoral. Sin embargo, no son inocuas; estas elecciones deben marcar algunos cambios necesarios, tal como de algún modo sucedió tras los resultados de las PASO. El gobierno nacional deberá interpretar más al detalle el veredicto general, que de no mediar un gran trastorno de urnas, será más o menos como en agosto: un 30 % aproximado de votos en el país y la retención de su caudal de diputados y quizás igual en senadores. Es decir, un total de votos que será más o menos la mitad de votos de 2011; son legislativas, no presidenciales, pero...

En la provincia, el PACH-Dasnevismo, nueva fórmula seguramente transitoria, ganará por muchos puntos y quizás llegue a la goleada conservando las dos diputaciones, lo que ya muestra varias cosas: un gobierno provincial que no ataja un tiro libre, desunión y confusiones, la no resolución de graves problemas, disputas internas, la no elección de mejores candidatos y algo fundamental: saltar de trinchera no es gratis.

Quedan otras opciones en crecimiento, preparándose para seguir en 2015: los radicales, que han aumentado sus votos, y el Polo Social  y la izquierda frentista que deberán evaluar su continuidad. En todo caso siguen vigentes tres grandes problemas provinciales: el déficit económico que avanza a puro riesgo social, la violencia institucional y las muertes de víctimas inocentes, en especial en grandes ciudades, y los avances de las políticas extractivas, cada vez más cuestionadas, sin la apertura al debate y la información que mínimamente se requiere. Temas que, seguramente, no parecen dirimirse en esta elección, al menos por ahora.

De todos modos, sigue siendo saludable acostumbrarse a votar. Son 30 años de democracia, aunque con solo votar no alcanza.

* Historiador- Esquel


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