Por Humberto Kadomoto *
…La mentira siempre es descubierta, y el mentiroso quedará
marcado para siempre… Lamentablemente las consecuencias negativas para los
terceros y sus familias, que quedarán
con el corazón roto, serán el más alto precio…
Muchos cuentos comienzan con un “había una vez”. En este caso debemos comenzar distinto, al
menos por ahora…
Una hermosa ciudad cordillerana de Chubut rechaza
mayoritariamente la instalación de una mina de oro. Allí hay un personaje muy particular, que utiliza
día a día el engaño para lograr su propio bienestar económico y beneficiar su
imagen.
La mentira es justamente su “estrategia de trabajo”. Su
conjuro mágico es mantener la mentira “en secreto”; mientras muestra una imagen
de trabajo y responsabilidad hacia la sociedad.
A muchos de sus amigos les parece que es inteligente, porque
las mentiras le permiten “zafar” en situaciones complicadas.
Mediante falsas promesas supo conseguir un puesto muy bien
pagado en una empresa minera. Mostrando
encuestas truchas realizadas por Él mismo, convenció a los desesperados
empresarios mineros que podría “dar vuelta” a la gente de aquella ciudad. Los
fascinó diciéndoles que él sabía muy bien cómo “persuadir” a la gente, ya que
había estudiado durante años los puntos oscuros del discurso minero e incluso
los puntos débiles del discurso anti minero.
Solo necesitaba que la minera le diera plata para “CONTRATAR” a un buen
grupo de trabajo que recorriera las calles de la ciudad explicando esta “nueva
mina subterránea”.
Mucho le costó conseguir quienes los siguieran, a pesar que
ofreció muy buenos sueldos, favores y cargos jerárquicos. Pero como su mentira
estaba tan bien estudiada y era apoyada por dos o tres importantes medios
periodísticos de la región, consiguió algunos adherentes: una ex periodista, un
médico, un secretario municipal… y lamentablemente, debido a la necesidad de
trabajo, consiguió un grupo de 7 vecinos de la comunidad que necesitaban
imperiosamente un trabajo.
Su plan engañoso consistía en hacerle creer a la empresa que
cada vez más gente se sumaba a su proyecto. Hizo que los empleados pusieran
todo su esfuerzo recorriendo las calles casa por casa, invitando a reuniones
donde él se encargaba de sacar fotos y enviarlas a la minera. Sedujo a cada empleado para que creyera que
este proyecto era viable, que el gobierno los apoyaría, que los malos eran los
del No a la Mina,
y que el diálogo con los vecinos era el camino a seguir. “…La mina subterránea es lo mejor que nos
puede pasar…”, les dijo.
Inventó una campaña periodística a favor de la minera en
complicidad con un multimedio provincial.
Prolijamente enviaba a sus jefes los recortes de los diarios y revistas
“amigas”, junto a las fotos de las reuniones y los nuevos resultados de las
encuestas.
Llegó al punto más alto de la mentira cuando organizó una
“marcha minera” justamente en el pueblo que es emblema del “No a la Mina”. Los costos económicos de esa marcha fueron
muy altos a criterio de los empresarios mineros amarretes, y sin embargo, muy
poco fue su efecto. Allí los mineros empezaron a dudar acerca de los resultados
que se les mostraban. Ni lerdo ni
perezoso, el MINERITO MENTIROSO les envió a sus jefes un nuevo listado de
RESULTADOS OBTENIDOS. Pero, esta vez, los jefes mineros no confiaron en los
datos, ya que este recurso fue tan utilizado que comenzó a descubrirse su
estrategia.
A esta altura de los acontecimientos, el MINERITO MENTIROSO
debía siempre mantener una sucesión de mentiras, que, paulatinamente, lo
convirtieron en un GRAN ESTAFADOR, tanto de lo material, como de los ánimos de
quienes ciegamente lo seguían confiados.
Aunque los resultados no eran del gusto de los jefes, el
MINERITO MENTIROSO sí estaba contento.
Pudo disfrutar de hermosas vacaciones en el extranjero y conocer hoteles
de primera categoría. Disfrutó de opíparas cenas y buenas compañías. Utilizó
lujosos autos, y hasta cuentan algunos, que adquirió una enorme y costosa
vivienda.
En la actualidad EL MINERITO MENTIROSO se encuentra frente a
un gran inconveniente. Les hizo creer a sus jefes que lograrían explotar la
mina en ese pueblo cordillerano. También les hizo creer a sus empleados que
tendrían un trabajo seguro para mantener a sus familias. Pero la realidad es
otra.
Hoy EL MENTIROSO está en problemas… su mentira se transformó
en estafa, su estafa en casi un delito… está a punto de ser descubierto y se
está jugando su estabilidad laboral… y lo que es peor está a punto de perder su
imagen, por haber sido despedido por MENTIROSO.
Toda mentira tiene un precio.
* DNI 17.823.940
Nota relacionada: “La minera no viene a dar trabajo”, por Humberto Kadomoto
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